martes, 28 de octubre de 2008

reencarnate, por favor.

No eran tan brutos; tenían actividad y cansancio de actividad. No hace falta pensar entonces y ¿para qué sirve una pipa sin pensar? Pero se puede soñar. Sí, se puede soñar, pero la pipa es importante cuando se sueña a lo lejos; hacia un futuro cuyo único camino es el humo o un pasado tan lejano que hay necesidad de usar el mismo sendero. Pero los anhelos cercanos se sienten con otra parte del cuerpo, tienen pies vigorosos y vista joven; no necesitan el auxilio del humo. Ellos la perdían porque no les era imprescindible, no se pierden las cosas imprescindibles.

martes, 2 de septiembre de 2008

Para mi amiga andaluz

Canción de Carnaval
Musa, la máscara apresta,
ensaya un aire jovial
y goza y ríe en la fiesta
del Carnaval.
Ríe en la danza que gira,
muestra la pierna rosada,
y suene, como una lira,
tu carcajada.
Para volar más ligera
ponte dos hojas de rosa,
como hace tu compañera
la mariposa.
Y que en tu boca risueña,
que se une al alegre coro,
deje la abeja porteña
su miel de oro.
Únete a la mascarada,
y mientras muequea un clown
con la faz pintarrajeada
como Frank Brown;
mientras Arlequín revela
que al prisma sus tintes roba
y aparece Pulchinela
con su joroba,
di a Colombina la bella
lo que de ella pienso yo,
y descorcha una botella
para Pierrot.
Que él te cuente cómo rima
sus amores con la Luna
y te haga un poema en una
pantomima.
Da al aire la serenata,
toca el auro bandolín,
lleva un látigo de plata
para el spleen.
Sé lírica y sé bizarra;
con la cítara sé griega;
o gaucha, con la guitarra
de Santos Vega.
Mueve tu espléndido torso
por las calles pintorescas,
y juega y adorna el Corso
con rosas frescas.
De perlas riega un tesoro
de Andrade en el regio nido,
y en la hopalanda de Guido,
polvo de oro.
Penas y duelos olvida,
canta deleites y amores;
busca la flor de las flores
por Florida:
Con la armonía te encantas
de las rimas de cristal,
y deshojas a sus plantas,
un madrigal.
Piruetea, baila, inspira
versos locos y joviales;
celebre la alegre lira
los carnavales.
Sus gritos y sus canciones,
sus comparsas y sus trajes,
sus perlas, tintes y encajes
y pompones
.
Y lleve la rauda brisa,
sonora, argentina, fresca,
¡la victoria de tu risa
funambulesca!
Rubén Darío

domingo, 27 de abril de 2008

La hora del diablo

"...La música, la luz de la luna y los sueños son mis armas mágicas. Mas por música no debe entenderse sólo aquella que se toca, sino también aquella que queda eternamente por tocar. Y por luz de luna no debe suponerse que se habla sólo de lo que viene de la luna y torna los árboles en grandes perfiles; hay otra luz de luna, que ni el propio sol excluye, y oscurece en pleno día lo que las cosas fingen ser. Sólo los sueños son siempre lo que son. Es el lado de nosotros en que nacemos y en que somos siempre naturales y nuestros… el sueño es una acción que se tornó idea y que por eso conserva la fuerza del mundo y le repugna la materia, que es el estar en el espacio. El buen soñador no despierta nunca...."

Fernando Pesssoa

sábado, 1 de diciembre de 2007

estas ocurrencias no tienen orden. perdonen la carencia estética y diseñativa







La cooperativa de los payasos sacó un nuevo decreto
luego de la asamblea del pasado osvaldo, y después de una ardua lucha,
prohibieron el uso de autos No- ratones alemanes...
comprendemos lo lamentable de la existencia de esos autos,
pero como siempre siguen los payasos luchando por reír después de las desgracias.

Agradezcámosles.

jueves, 15 de noviembre de 2007

A un dios desconocido

Quienquiera seas
no vengas ya.
Los dientes del tigre se han mezclado a la semilla,
llueve un fuego continuo sobre los cascos protectores,
ya no se sabe cuándo acabarán las muecas,
el desgaste de un tiempo hecho pedazos.

Obedeciéndote hemos caído.

-La torre subía enhiesta, las mujeres
llevaban cascabeles en las piernas, se gustaba
un vino fuerte, perfumado. Nuevas rutas
se abrían como muslos a la alegre codicia,
a las carenas insaciables. ¡Gloria!
La torre desafiaba las medidas prudentes,
tal una fiesta de estrategos
era su propia guirnalda.
El oro, el tiempo, los destinos,
el pensar, la violenta caricia, los tratados,
las agonías, las carreras, los tributos,
rodaban como dados, con sus puntos de fuego.

Quienquiera seas, no vengas ya.
La crónica es la fábula para estos ojos tímidos
de cristales focales y bifocales, polaroid, antihalo,
para estas manos con escamas de cold-cream.
Obedeciéndote hemos caído.

-Los profesores obstinados hacen gestos de rata,
vomitan Gorgias, patesís, anfictionías y Duns Scoto,
concilios, cánones, jeringas, skaldas, trébedes,
qué descansada vida, los derechos del hombre, Ossian,
Raimundo Lulio, Pico, Farinata, Mío Cid, el peine
para que Melisendra peine sus cabellos.
Es así: preservar los legados, adorarte en tus obras,
eternizarte, a ti el relámpago.
Hacer de tu viviente rabia un apotegma,
codificar tu libre carcajada.
Quienquiera seas
no vengas ya.

-La ficción cara de harina, cómo se cuelga de su mono,
el reloj que puntual nos saca de la cama.
Venga usted a las dos, venga a las cuatro,
desgraciadamente tenemos tantos compromisos.
¿Quién mató a Cock Robín? Por no usar
los antisudorales, sí señora.

Por lo demás la bomba H, el peine con música,
los detergentes, el violín eléctrico,
alivian el pasaje de la hora. No es tan mala
la sala de la espera: tapizada.
- ¿Consuelos, joven antropólogo? Surtidos:
usted los ve, los prueba y se los lleva.
La torre subía enhiesta,
pero aquí hay Dramamina.

Quienquiera seas
no vengas ya.
Te escupiríamos, basura, fabricado
a nuestra imagen
de nilón y de orlón, Iahvé, Dios mío

Cortázar, Julio, "A un dios desconocido", en Salvo el crepúsculo, Alfaguara, Buenos Aires, 2004.

lunes, 29 de octubre de 2007

Un cerebro más en tu copa - simplemente impresionante

Nadie conoce tu roca pero sí tu piel de alas
de eso hablábamos siempre.
Tomar vino es saludable para el dolor de los huesos
y la risa nuestro aliado (favorito)

En el festín besé y besé tus alas
seis soles masacrándose en orgasmos confiados
seis soles a la espera en las grietas de la tierra
y algo en cada cuerpo me dice que estás lejos.

Seis aguas vinieron conmigo hasta quedarse sin labios
Nadie sabía tu nombre en tu gran mansión de espinas
Estirá tu piel, gritá tus uñas y besá entre la roca
Estirá tu piel, y olé palmo a palmo las paredes.

Tu mirada me derrite junto a las más secas traiciones
de mis párpados cansados que odian más tu olor a grito
hacete escamas y miel y derretite entre mis dedos
noche buena para vestirse, pacto secreto.

Salpica la noche
el cielo a la carne.

Un cigarrillo aplastado y una corbata entre llamas
vos atravesaste el vidrio para beber el vacío
te uniste al sucio asfalto para reír mi mirada.
Noche buena para morirse. Pacto secreto.

Con este sol quemé y quemé tus alas
y desplegué ese fuego junto a mi vaso de heridas
hundí de arena tus ojos para florecer tu cráneo
y deseé un cerebro decente para esta escalera de huesos.

La sangre sería hermosa si me habituara a tu vientre
y a tu boca salpicándola en cada instante placentero.
Volá alto para el engaño en mi baba de lagarto
y salpicá aún más la noche desde el cielo hasta la carne.

Yo salí a gritar resaca y a escupir mi sed de besos
salí a masacrar recuerdos y el aliento y el deseo
planeando batallas con que arropar mis heridas.
Desde el festín yo fui un cerebro más en tu copa.

Salpica la noche
el cielo a la carne.


Julián Ferreyra... que de paso me gustaría saber quién es!!!

miércoles, 17 de octubre de 2007

desde el porvenir de una ilusión.. al más allá del padre

"Tal como nos ha sido impuesta la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles. Para soportarla no podemos pasarnos sin linitivos (no se puede prescindir de las muletas, nos ha dicho Theodor Fontane). Los hay quizás de tres especies : distracciones poderosas que nos hacen pequeñas nuestras miserias; satisfacciones sustitutivas que nos la reducen; narcóticos que nos tornan insensibles a ellas.Los hombres saben que con ese quitapenas siempre podrán escapar al peso de la realidad, refugiándose en un mundo propio que ofrezca mejores condiciones para su sensibilidad. También se sabe que es precisamente esta cualidad de los estupefacientes la que entraña su peligro y su nocividad. En estas circunstancias aun llevan la culpa de que disipen estérilmente cuantiosas magnitudes de energía que podrán ser aplicadas para mejorar la suerte humana."

S. Freud, "Capítulo II", en El malestar en la cultura, Obras completas, tomo VIII, Biblioteca nueva, ?, página 3024.